La Gestión de Riesgos vuelve a estar de moda en la Banca

Los nuevos perfiles de morosidad en España han roto los patrones clásicos. Como moroso potencial tiene cabida en todo tipo de público y no se diferencia por cuestión de modalidad de crédito (al consumo, hipotecario, empresarial, ect).

En sólo un semestre, los impagos han aumentado en 14.969 millones, cifra que se aproxima ya a los 16.251 millones que el sector tenía acumulado en conjunto al final de 2007, según los datos difundidos por el Banco de España. Es decir, que los ‘créditos de dudoso cobro’ prácticamente se han duplicado en apenas seis meses, a un ritmo promedio de 82,25 millones de euros de dudoso crédito cada 24 horas.

Un crédito se clasifica como dudoso cuando tiene tres meses de retraso en el pago, y vuelve a salir del cómputo de la mora cuando el cliente regulariza la posición. Ante el nuevo escenario económico, el sector trabaja ahora con previsiones de mora insospechadas hace algunos meses y muchas entidades se han visto obligadas a reforzar sus departamentos de riesgo, principalmente de recobro de impagados.

En la última década, los impagos se habían reducido a mínimos históricos, lo que llevó a los responsables de la banca a reducir la plantilla dedicada a la recuperación de morosos.

Así, tras años con técnicas de recobro automatizadas, vuelve ahora la negociación cara a cara. De momento, los directivos de la banca no creen que sea necesario reforzar sus departamentos de riesgos con más personal, pero no ocultan una mayor vigilancia y dedicación que en los años de bonanza. El Banco Sabadell asegura que su plantilla cuenta con la experiencia de la generación que vivió la crisis del 93 y que está preparada de sobra para la actual. No obstante, aunque no hay cifras oficiales que demuestren el reforzamiento de las plantillas dedicadas a la gestión de riesgos, muchas entidades confirman que la tendencia existe. Entre ellas, Caja Duero, que asegura haber recolocado en la gestión de los morosos a empleados que estaban asignados a otras tareas dentro de la entidad.

El mensaje entre todas las entidades en lo que a la gestión del riesgo se refiere es renegociar, ampliando plazos y buscando soluciones, siempre y cuando se considere que el cliente es bueno y que sólo está atravesando un periodo de dificultad. La otra cara de la moneda es que, aprovechando la situación,  los bancos aplicarán unas comisiones y unos diferenciales de tipo de interés mucho mayores que las del crédito incial.

La Central de Información de Riesgos (CIR)

La Central de Información de Riesgos (CIR) del Banco de España es un registro creado para controlar los riesgos crediticios mantenidos por las entidades de crédito españolas.

En dicho registro se encuentran prácticamente todos y cada uno de los préstamos que las entidades de crédito han concedido a sus clientes. O viéndolo desde el otro punto de vista, es un registro donde se inscriben todos los créditos vivos que tiene cualquier persona (física o jurídica) en España.

Por tanto, en el CIR se puede consultar el nivel de endeudamiento (y por tanto su solvencia) de cualquier persona física o jurídica, por lo que es un dato muy relevante para evaluar la concesión de más financiación. La información contenida será una posición global, es decir, que no indica el número de créditos, sino el importe total de los mismos.

Obviamente, son las propias entidades las que introducen los datos de sus clientes en el CIR, y al menos harán constar el nombre, el NIF y el importe del préstamo pendiente de amortizar. Estos datos se actualizan (obligatoriamente) mensualmente y el importe mínimo de los préstamos a inscribir en el CIR es de 6.000 euros.

El “pero” de este registro es que no se puede solicitar la información de otra persona. Es decir, sólo se pueden consultar los datos propios y no los de terceras partes. Por tanto, si se quiere saber el nivel de endeudamiento de alguien, habrá que pedirle que él mismo lo solicite y nos lo facilite, puesto que los únicos que pueden consultar el registro sin permiso previo del cliente son las entidades de crédito, aunque sí que deben informar al cliente que van a consultarlo o que puede que lo hagan.

Aunque éste no es un registro de morosos, cada informe también recoge si existe alguna demora en el pago de los créditos, ya que las entidades están obligadas a declarar cualquier retraso en los pagos.

Por tanto, si se puede añadir este un informe del CIR en el expediente de un cliente para poder realizar más eficazmente la gestión del riesgo comercial, mejor que mejor.

¿Qué es el crédito comercial?

Ya sé que la mayoría de vosotros tenéis claro lo que es un crédito comercial, pero creo que es conveniente explicarlo de una manera sencilla.

El crédito comercial es el aplazamiento en el pago que las empresas conceden a sus clientes en una transacción comercial de compra/venta de bienes o servicios. Es decir, si tú (como cliente) compras un determinado bien a una empresa (proveedor) y acordáis que efectuarás el pago a 60 días, la empresa/proveedor te está dando un crédito comercial.

Obviamente, este tipo de crédito comercial no lleva aparejado ningún tipo de interés explícito, pero sí implícito, ya que la empresa/proveedor no va disponer del dinero hasta dentro de dos meses y si lo cobrase al contado podría invertirlo, con lo que sí obtendría un beneficio. Y lo contrario nos ocurre a nosotros (los clientes compradores), como no tenemos que pagar ya, podemos emplear ese dinero para obtener algún rendimiento o beneficio.

Desde el punto de vista de la empresa/proveedor, lo mejor sería siempre cobrar al contado, pero en muchas ocasiones esto no puede ser, ya que siempre habrá alguna otra empresa que ofrezca un aplazamiento en el pago, obteniendo así una ventaja competitiva sobre quien no lo ofrezca. Porque desde el punto de vista del comprador, mejor pagar dentro de 2 meses que tener que pagar ahora mismo, no?

Ahora bien, como empresa/proveedor no hay que conceder créditos comerciales a toda aquella persona que lo solicite, si no que tendremos que tener un departamento de riesgos que analice la operación y establezca la fiabilidad del cliente, puesto que no todos los clientes son igual de solventes.

Por tanto, siempre hay que establecer la calidad crediticia del cliente, es decir, hasta que límite de dinero (y de tiempo) le podemos aplazar el pago. Y esto se hace una una Gestión del Riesgo de Crédito eficaz, analizando al cliente, la operación, los importes, los plazos, etc. con el único (e importantísimo) objetivo de evitar impagos y clientes morosos.

Poco a poco iremos viendo como realizar una buena gestión del crédito comercial para evitar los riesgos que de él se derivan.

Análisis de Balances: Periodo Medio de Pago

Grandes AlmacenesRecientemente hemos tenido en nuestra empresa la oportunidad de llegar a un acuerdo con una gran empresa del sector distribución. El acuerdo, aun no cerrado a día de hoy, consiste en el suministro de una cantidad muy importante de material al mes para su posterior venta en las tiendas del cliente.

Aunque en el modelo de contrato redactado por el cliente se fija expresamente un periodo de pago mensual de cada factura de 30 dias, hemos pedido a axesor su último Balance y Cuenta de Resultados, para poder calcular el periodo medio de pago a los proveedores:

Partidas del Balance que nos interesan:

Total de Compras a Crédito: 8.300 Millones €
Deuda con proveedores: 1.980 Millones €

Con estas dos cifras, obtenemos que la rotación de la cuenta de proveedores es de 4,2. Ahora queremos saber cuantos días, de media, tarda en pagar esta empresa a sus proveedores: Para ello dividimos 365 entre 4,2. El resultado es 86. Que son los dias que en promedio la empresa tarda en pagar.

Es cierto que es una media; y como tal tendrá su dispersión. Es probable que haya proveedores que cobran a 30 dias. En cuyo caso habrá otros que lo hagan a 180 dias, los pobres.

No creo que a nosotros nos vayan a pagar a 30 dias por nuestra cara bonita. Es probable que nuestro cliente, desde su posición de fuerza, incumpla las condiciones de pago y nos pagará a 90 dias en el mejor de los casos. Como prueba: su propio balance.

Como curiosidad, ahora calcularemos el periodo medio que tardan los clientes de esta gran empresa en pagar. Para tal fin voy a las dos partidas del balance que me interesan:

Ventas: 11.800 Millones €
Deudas de Clientes: 267 Millones €

Así, obtengo la rotación de la cuenta de clientes que es de 44,2 veces. Dividiendo 365(dias) por esta cifra, obtengo el periodo medio de cobro: 8,2. Lo que equivale a cobrar prácticamente siempre al contado. Al llegar aquí, la envidia me corroe. ¡Yo quiero un negocio así! -pienso enfurecido-. Pagar a los proveedores a 90 dias y cobrar a mis clienes se me antoja un chollo.

Sacad vuestras propias conclusiones. Un ejemplo más del uso del Balance y Cuenta de Resultados como fuente de información para la gestión de riesgo comercial.

Un primer paso en la gestión de los impagados: La segmentación de los clientes

Un paso anterior al establecimiento de medidas para la gestión de impagados es realizar una segmentación de los clientes morosos. Esta segmentación o clasificación es muy importante, ya que no es lo mismo tratar con un nuevo cliente que con uno “de toda la vida”, ni se puede presionar lo mismo a un cliente que nos deba 1.000 euros que a otro que nos deba 100.000, ni es lo mismo que la deuda haya vencido hace 15 días que hace 3 meses.

Por tanto, un primer paso a la hora de empezar a gestionar los impagados será su segmentación o clasificación siguiendo diversos criterios, como por ejemplo:

·         Tiempo transcurrido desde el vencimiento de la deuda.

·         Importe de la deuda.

·         Relación entre el importe de la deuda y el volumen de negocio que nos genera.

·         Localización geográfica.

·         Tipo de cliente (habitual, ocasional, nuevo).

·         Motivo del impago (si puede averiguarse).

·         Etc.

Una vez que hemos clasificado los impagos según su tipología, será el momento de establecer las políticas de actuación para cada caso, puesto que no todas las formas de recuperación de los impagados son efectivas con todo tipo de morosos. Hay que adaptar (lo máximo posible) la gestión del impago a las características del mismo y actuar en consecuencia del tipo de impago y de cliente.