¿Qué es un Business Plan (Plan de Empresa)?

BusinessPlanEl Business Plan o Plan de Empresa es un documento en el cual se plasma la idea sobre un negocio o una empresa. Este documento es esencial tanto para la creación de una nueva empresa como para atraer posibles inversores que incrementen el capital de una empresa existente.

El Business Plan servirá, por tanto, como presentación de la empresa y en él se plasmarán los objetivos de la empresa, sus activos, futuras inversiones, etc. Este documento es abierto y dinámico, se actualiza a medida que avanza la idea, es sintético y claro, debe atraer constantemente al lector (posible inversor). 

Así pues, en este momento de tanta incertidumbre y de tantos problemas que están sufriendo casi la totalidad de las empresas españolas, si alguien se atreve a abrir un negocio o necesita captar nuevo capital para poder subsistir, realizar un buen Business Plan puede suponer la diferencia entre captar nuevos inversores o cerrar la empresa (o ni siquiera poner “la primera piedra”).

Obviamente, dependiendo de la naturaleza de la empresa la forma del Business Plan variará. Aquí os pongo un archivo (Business Plan.pdf) con los puntos que, de forma general, deben tratarse en un Business Plan. ¡Espero que os sirva!

 

La Central de Información de Riesgos (CIR)

La Central de Información de Riesgos (CIR) del Banco de España es un registro creado para controlar los riesgos crediticios mantenidos por las entidades de crédito españolas.

En dicho registro se encuentran prácticamente todos y cada uno de los préstamos que las entidades de crédito han concedido a sus clientes. O viéndolo desde el otro punto de vista, es un registro donde se inscriben todos los créditos vivos que tiene cualquier persona (física o jurídica) en España.

Por tanto, en el CIR se puede consultar el nivel de endeudamiento (y por tanto su solvencia) de cualquier persona física o jurídica, por lo que es un dato muy relevante para evaluar la concesión de más financiación. La información contenida será una posición global, es decir, que no indica el número de créditos, sino el importe total de los mismos.

Obviamente, son las propias entidades las que introducen los datos de sus clientes en el CIR, y al menos harán constar el nombre, el NIF y el importe del préstamo pendiente de amortizar. Estos datos se actualizan (obligatoriamente) mensualmente y el importe mínimo de los préstamos a inscribir en el CIR es de 6.000 euros.

El “pero” de este registro es que no se puede solicitar la información de otra persona. Es decir, sólo se pueden consultar los datos propios y no los de terceras partes. Por tanto, si se quiere saber el nivel de endeudamiento de alguien, habrá que pedirle que él mismo lo solicite y nos lo facilite, puesto que los únicos que pueden consultar el registro sin permiso previo del cliente son las entidades de crédito, aunque sí que deben informar al cliente que van a consultarlo o que puede que lo hagan.

Aunque éste no es un registro de morosos, cada informe también recoge si existe alguna demora en el pago de los créditos, ya que las entidades están obligadas a declarar cualquier retraso en los pagos.

Por tanto, si se puede añadir este un informe del CIR en el expediente de un cliente para poder realizar más eficazmente la gestión del riesgo comercial, mejor que mejor.

¿Qué es el crédito comercial?

Ya sé que la mayoría de vosotros tenéis claro lo que es un crédito comercial, pero creo que es conveniente explicarlo de una manera sencilla.

El crédito comercial es el aplazamiento en el pago que las empresas conceden a sus clientes en una transacción comercial de compra/venta de bienes o servicios. Es decir, si tú (como cliente) compras un determinado bien a una empresa (proveedor) y acordáis que efectuarás el pago a 60 días, la empresa/proveedor te está dando un crédito comercial.

Obviamente, este tipo de crédito comercial no lleva aparejado ningún tipo de interés explícito, pero sí implícito, ya que la empresa/proveedor no va disponer del dinero hasta dentro de dos meses y si lo cobrase al contado podría invertirlo, con lo que sí obtendría un beneficio. Y lo contrario nos ocurre a nosotros (los clientes compradores), como no tenemos que pagar ya, podemos emplear ese dinero para obtener algún rendimiento o beneficio.

Desde el punto de vista de la empresa/proveedor, lo mejor sería siempre cobrar al contado, pero en muchas ocasiones esto no puede ser, ya que siempre habrá alguna otra empresa que ofrezca un aplazamiento en el pago, obteniendo así una ventaja competitiva sobre quien no lo ofrezca. Porque desde el punto de vista del comprador, mejor pagar dentro de 2 meses que tener que pagar ahora mismo, no?

Ahora bien, como empresa/proveedor no hay que conceder créditos comerciales a toda aquella persona que lo solicite, si no que tendremos que tener un departamento de riesgos que analice la operación y establezca la fiabilidad del cliente, puesto que no todos los clientes son igual de solventes.

Por tanto, siempre hay que establecer la calidad crediticia del cliente, es decir, hasta que límite de dinero (y de tiempo) le podemos aplazar el pago. Y esto se hace una una Gestión del Riesgo de Crédito eficaz, analizando al cliente, la operación, los importes, los plazos, etc. con el único (e importantísimo) objetivo de evitar impagos y clientes morosos.

Poco a poco iremos viendo como realizar una buena gestión del crédito comercial para evitar los riesgos que de él se derivan.

Reducir costes mediante la reducción de Periodo Medio de Cobro

El periodo medio de cobro (PMC) es una ratio que nos indica el número de días que por término medio financiamos a los clientes, es decir, lo que tardan en pagarnos nuestros clientes.

Se calcula dividiendo las ventas a cobrar por las ventas totales y multiplicando el resultado por 365 días.

Así por ejemplo, si tenemos unas ventas totales de 5 millones de euros y el saldo medio de clientes es de 1 millón euros, tenemos que el PMC es de 73 días.

Ahora bien, partamos de que nuestra empresa tiene una política de financiar las ventas a 90 días y tenemos unas ventas anuales de 5 millones de euros. Esto quiere decir, que financiamos al año 1.232.876,71 euros (5.000.000 x 90 / 365) y si el coste de nuestra financiación es (por ejemplo) del 8%, tenemos que “nos cuesta” financiar a nuestros clientes 98.630,14 euros (1.232.876,71 x 8%) al año.

¿Y qué pasaría si rebajásemos nuestro PMC de 90 días a 80 días? Veríamos que en este caso financiaríamos 1.095.890,41 euros, lo que nos supone un coste de financiación de 87.671,23 euros. Es decir, hemos reducido nuestro coste en 10.958,91 euros, lo que supone una reducción del 11,11%, lo cual creo yo que estaría muy bien.

¿Cómo puedo garantizar el pago de una venta a crédito? El aval bancario puede ser una solución

En ocasiones, nos surgen dudas de si el cliente al que vamos a vender a crédito será capaz de hacer frente a los pagos futuros. Ya hemos visto en otros artículos que podemos utilizar un seguro de crédito o solicitar informes comerciales que pueden arrojar algo de luz sobre la solvencia del cliente.

A parte de estos mecanismos, también podemos acudir a los avales bancarios, es decir, la garantía adicional de una entidad de crédito de que los pagos llegarán a buen fin.

Si el aval bancario es factible, siempre hay que procurar que en el documento que acoja dicho aval se especifique claramente que la entidad de crédito es responsable solidario del pago en caso de que el cliente no cumpla con sus obligaciones dinerarias.

Lo ideal es disponer de un modelo de aval que recoja todos nuestros intereses y que no incluya cláusulas que nos puedan ser desfavorables, aunque si no disponemos de uno, la entidad de crédito dispondrá de este tipo de contratos, que habrá que examinar cuaidadosamente para que no haya ningún resquicio por el que peudan escaparte. Así mismo, hay que tener cuidado con el plazo de tiempo de validez del aval, ya que es raro que sea por tiempo indefinido. También hay que dejar claro que en caso de impago del cliente la entidad abone la deuda a primera demanda o primer requerimiento, es decir, que el aval implique que en cuanto solicitemos al banco la ejecución del aval (obviamente presentando una factura vencida e impagada), el pago por parte de la entidad sea inmediato.

También se puede optar por el aval de los documentos de pago entregados por el cliente (letras de cambio o pagarés) en vez de avalar la operación en sí, lo cual nos dará también una seguridad de cobro en caso de que la letra o el pagaré no se cobren a su vencimiento.

Guia para entender el Concurso de Acreedores

concurso de acreedoresLas malas noticias protagonizadas por algunas empresas (Martinsa-Fadesa en especial)  lleva a que términos técnico-jurídicos hasta ahora desconocidos, se vuelvan familiares para el gran público. El siguiente texto pretende servir de guía para profanos:

¿Qué es un concurso de acreedores?

Es la figura a la que se acogen las empresas cuando son o están a punto de ser insolventes, es decir, no pueden pagar sus deudas. El concurso les permite congelar el pago de los créditos. Un equipo externo evalúa si su estrangulamiento financiero es pasajero o no.

¿Supone la desaparición de la empresa?

No. De hecho, el concurso de acreedores está pensado para permitir su continuidad, a través de la venta ordenada de activos, por ejemplo.

¿Quién paga a los trabajadores?

La compañía, ya que el concurso, normalmente, implica que sigue operando, aunque no pague sus deudas. Si no hay fondos, la plantilla cobraría del Fondo de Garantía Salarial hasta un máximo de lo que resulte de multiplicar el doble del salario mínimo diario, sin pagas extras, por el número de días pendientes, con un máximo de 120 días.

¿Qué efecto tiene para los bancos?

La normativa del Banco de España les obliga a dotar de forma inmediata provisiones por, al menos, un 25% del crédito concedido a una empresa que declara el concurso. Ese dinero se resta directamente de los beneficios. De momento, dejarán de cobrar las cuotas de los créditos según venzan, aunque esperan cobrar buena parte en el futuro a medida que la promotora venda activos.

¿Qué ventaja tiene el concurso voluntario?

A diferencia del llamado concurso forzoso, el voluntario (declarado a instancias de los propietarios), permite a los gestores seguir llevando las riendas de la compañía, aunque sus decisiones pueden ser vetadas por el juez o por los administradores concursales.

¿Quién nombra a los administradores concursales?

Lo hace un juez y normalmente son tres personas (puede ser una en casos muy excepcionales): un abogado con, al menos, cinco años de ejercicio; un auditor, economista o titulado mercantil (en todos los casos, tienen que estar colegiados), también con cinco años de ejercicio, y un acreedor.

¿Qué función tienen estos administradores?

Se encargan de identificar el patrimonio de la empresa, conservarlo en la medida de lo posible (que las eventuales ventas de activos, una vez fijado el convenio o la liquidación de la compañía, no perjudiquen a su actividad) y comprobar que no ha habido operaciones fraudulentas en años anteriores.

¿Qué plazos se manejanen estos procesos?

Una vez aceptada por el juez la petición de concurso de acreedores, los administradores concursales tienen dos meses para evaluar la situación de la empresa, aunque el plazo puede ampliarse otro mes en función de la complejidad del proceso. Es lo que, previsiblemente, ocurrirá con Martinsa, por lo que es posible que haya que esperar hasta fin de año para saber si la empresa entra en liquidación o se fija un convenio para reflotarla. En el primer caso, el plazo es de un mes; en el segundo, de un año.

¿La quita, a cuánto asciende,de media?

Lo normal, dice Juan Ignacio Fernández Aguado, socio del bufete de abogados Albiñana & Suárez de Lezo, es que la quita (la parte de la deuda que no se paga) esté por debajo del 50% de la cantidad adeudada.

¿Quién cobra primero si le deben?

Los llamados acreedores con privilegios: los trabajadores de la empresa, las administraciones públicas y los deudores con garantías reales, es decir, prendas e hipotecas. Lógicamente, en ese grupo está la mayoría de los bancos. Los últimos en cobrar son todos los demás: los bancos que no tengan garantía de cobro, los proveedores, los suministradores… y los compradores de las casas.

¿Se devolverá el dinero a quien compró una casa a Martinsa?

El comprador tiene los mismos derechos que antes de la declaración del concurso. Si hay un incumplimiento por parte de la empresa (que no construya la casa, por ejemplo) tiene derecho a la devolución de la señal. Es decir, que si Martinsa acaba liquidada, los compradores que hayan dado señal la recuperarán si las obras aún no se han iniciado. Si la vivienda ya está terminada, se les entregará. Y si se queda a medias, cabe la posibilidad de que se queden sin ella y sin una indemnización hasta que lo dicte un tribunal. Fuentes jurídicas consideran esta posibilidad remota, porque lo normal sería que Martinsa entregase las viviendas que ya tiene comprometidas.

Fuente

El Registro de Bienes Muebles

El Registro de Bienes Muebles es un registro donde se inscriben los bienes muebles y determinados actos actos, contratos y gravámenes sobre los mismos. Por tanto, se inscriben en el mismo tanto la propiedad o titularidad de los bienes como los gravámenes y derechos que recaigan sobre el mismo, como por ejemplo las reservas de dominio, prohibiciones de disponer, contratos de arrendamiento financiero, etc.

Este registro consta de una serie de Registros territoriales de ámbito provincial y de un Registro de Bienes Muebles Central, que está en Madrid.

El Registro de Bienes Muebles, que está a cargo de los Registradores de la Propiedad y Mercantiles, consta de seis secciones:

  • Sección de buques y aeronaves.
  • Sección de automóviles y otros vehículos de motor.
  • Sección de maquinaria industrial, establecimientos mercantiles y bienes de equipo.
  • Sección de otras garantías reales (hipoteca, prenda, etc. sobre bienes muebles).
  • Sección de otros bienes muebles registrables.
  • Sección del Registro de Condiciones Generales de la Contratación.

Por tanto, a la hora de realizar una compra de, por ejemplo, una maquinaria industrial, vehículo, etc. se podrá acudir a este registro para comprobar si efectivamente su dueño es quien nos lo quiere vender, si tiene algún tipo de carga (impuestos impagados, préstamos vivos, etc.) y en definitiva si se ajusta a la legalidad en todos los aspectos posibles. Una buena manera de asegurarse que no tendremos que ocuparnos de las cargas financieras de un bien que otro ha contraído y que nosotros no tenemos porque pagar.

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El Registro Mercantil: La fuente de información más genuina

Sede del Registro Mercantil de MadridComentábamos en un artículo anterior las posibles fuentes de donde poder obtener información sobre un cliente y así poder tomar una decisión más acertada sobre si concederle un aplazamiento en el pago o no.

Una de las fuentes que más suelen consultarse es el Registro Mercantil, que es un registro público donde se guarda la “vida laboral” de cualquier empresa, empresario individual o entidad que actúe en el tráfico mercantil. Toda la información de una empresa está en el registro. Tal y como se definen ellos mismo el registro mercantil “es una organización dotada de los medios más modernos de gestión, registro, difusión y publicación de la información relativa a los empresarios mercantiles.”

El Registro Mercantil, por tanto, sirve como instrumento de publicidad para la seguridad del tráfico jurídico mercantil y al ser un registro público cualquier persona puede consultarlo. Existen Registros Mercantiles en todas las capitales de provincia, así como en otras ciudades importantes. En este enlace podéis encontrar un mapa de España donde localizar la dirección del Registro Mercantil más próximo a vuestra ciudad.

En el Registro Mercantil se guardan los libros, legajos y documentos relativos a las actividades de todas las empresas. Toda la documentación inscrita en los registros mercantiles están dotados de importantes efectos: legalidad, legitimación, fe pública, etc. Es decir, sirven como prueba fehaciente de la situación de una empresa.

En el Registro Mercantil se inscriben todos los actos, contratos y demás documentos relativos a las empresas y empresarios que actúan en el tráfico mercantil. La inscripción en el registro da cobertura legal a los libros o cuantas anuales de los empresarios, que están obligados a depositarlas todos los años.

Se puede acceder a la información del Registro Mercantil a través de certificaciones, de una nota simple informativa o a través de su web. El precio de la información depende del número de folios que conlleve la consulta pero de media suelen rondar los 10-15 euros por consulta.

Esta fuente de información es también utilizada por las agencias de informes comerciales, pero la ventaja de acudir a estas agencias es que interpretan la información que obtienen del Registro Mercantil. Es decir, cualquiera puede acudir al Registro y solicitar la información de cualquier empresa (balances, cuentas de resultados, estatutos sociales, administradores, etc.) y dicha información será veraz, objetiva y totalmente válida, pero no estará interpretada, por lo que si tus conocimientos contables o sobre la interpretación de estados financieros no son muy buenos, puede que realmente no te sirva para mucho (salvo quizá, para cerciorarte que dicha empresa realmente existe). Las empresas de informes recopilarán esa misma información y la interpretará por ti, con lo que sabrás perfectamente el nivel de endeudamientos de una empresa, su fondo de maniobra, su capacidad de gestión, etc. Una información muy útil, muy sencilla y encima con un coste mínimo. ¿Que más se puede pedir?

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El Perfil del Moroso Profesional

El artículo adjunto se publicó en Expansión allá por 2001 (en medio de aquella mal llamada crisis si la comparamos con la actual) y es firmado por Pere J. Brachfeld. En él, el autor hace un retrato del moroso profesional con agudeza e ironía. Tanto, que al leerlo es inevitable que ciertos conocidos nos vengan a la mente por la familiaridad del perfil:

“Con toda seguridad hemos visto muchas veces a Don Juan Mor Oso sin reconocerlo; nos hemos cruzado con él en la entrada de un restaurante de lujo, o lo hemos visto en el vestíbulo de un hotel de 5 estrellas, o bien esquiando en las pistas de un complejo de esquí de moda. También se le suele ver alternando con los VIPS en el puerto deportivo de Palma de Mallorca o jugando al golf en un club selecto. Su retrato robot es: varón de entre 35 y 55 años, empresario (o mejor dicho pseudoempresario), elegante, vestido siempre de forma impecable y a la última moda (pero dentro de una línea clásica, sin extravagancias) simpático, con don de gentes, reside habitualmente en una gran ciudad, vive en un apartamento de alquiler en una zona residencial (debe varios meses de alquiler al arrendador), no tiene propiedades inscritas a su nombre en ningún registro público. Y además su situación familiar es poco convencional, (divorciado un par de veces) mantiene varias relaciones sentimentales a la vez, puesto que es un gran seductor y cae muy bien a las mujeres (y también a los hombres).

Moroso


Don Juan Mor Oso se dedica a los negocios, aunque ni sus vecinos ni el barman del pub que frecuenta, podrían decir exactamente a qué se dedica el Sr. Mor Oso, puesto que tiene varias empresas (o eso parece) y siempre está explicando nuevos proyectos que guardan poca relación los unos con los otros.
No obstante nadie se atreve a poner en duda la gran capacidad de Don Juan Mor Oso para los negocios, puesto que salta a la vista el éxito que ha obtenido. Sus trajes caros (su sastre es el presidente de su club de acreedores), sus corbatas de marca, su automóvil de lujo (que por cierto la empresa de renting intenta recuperar hace varios meses) y su tren de vida demuestran fuera de cualquier duda que es un triunfador.
Ahora bien el gran activo de Juan Mor Oso son sus relaciones; conoce a todo el mundo; todas las personalidades públicas, desde el presidente del gobierno hasta la estrella de cine de moda, todos son amigos suyos.

Asimismo Don Juan Mor Oso es una persona con un gran nivel académico, doctorado en derecho y economía por la Universidad de las Bermudas y con un máster en empresariales en la “Business School of Cayman Islands”. Otra faceta del Sr. Mor Oso es haber viajado por todo el mundo, ya que conoce como la palma de su mano los cinco continentes ( en 5 agencias de viajes que tuvieron la imprudencia de ofrecerle “viaje ahora y pague después” también le conocen muy bien)

No obstante Juan Mor Oso no es ningún esnob y sabe codearse con todo tipo de gente, sin importarle a que clase social pertenecen –siempre que tengan dinero y estén dispuestos a invertir en sus negocios– y tiene la virtud de caer siempre bien a todo el mundo. Y es que Don Juan tiene una personalidad camaleónica, tanto es capaz de hablar de fútbol (es íntimo del seleccionador nacional) como de religión ( bajo riguroso secreto cuenta que asesora al Papa en inversiones internacionales) por lo que puede adoptar múltiples personalidades.

Pero no todo son negocios en la vida de Juan Mor Oso, puesto que además de sus actividades como emprendedor también es un reputado deportista, y además campeón internacional de su especialidad deportiva: el “persianing”. Este deporte de alto riesgo (se entiende para los proveedores) consiste en cesar las actividades de una empresa que ya ha acumulado demasiadas deudas mediante el “persianazo”; es decir cerrando definitivamente las puertas de la noche a la mañana y salir corriendo, dejando a una legión de acreedores con dos palmos de narices. Por supuesto al día siguiente y haciendo gala de una moral inasequible al desaliento, Don Juan Mor Oso –que es un emprendedor nato– ya ha abierto una nueva empresa llevándose aquellos activos que puedan serle útiles en la nueva aventura empresarial, pero –seguramente debido a su carácter olvidadizo– se ha dejado olvidado todo el pasivo en la antigua empresa.
Don Juan Mor Oso siempre está dispuesto a hacer nuevos amigos, sobre todo le encanta conocer al nuevo director de la sucursal bancaria (con el anterior había llegado a un situación irreconciliable) para pedirle un crédito, o ir a visitar a un nuevo proveedor para iniciar lucrativos negocios.


Juan Mor Oso es un experto en negociación y relaciones humanas, cuando un proveedor impaciente se empeña en cobrar una factura con varios meses de antigüedad, siempre consigue convencerle de que el responsable de la falta de pago es otra persona; el banco, la factura está mal hecha, la mercancía tenía algún defecto, el servicio no fue correcto. Y el proveedor sale de la reunión convencido de que cobrará en cuanto se solucione el incidente, ya que el Sr. Mor Oso es todo un caballero y le ha prometido que le pagará en cuanto quede solucionado el problema.

En ocasiones a Juan Mor Oso le acaba cercando algún experimentado acreedor y en estas circunstancias utiliza sus dotes de actor para explicar alguna desgracia familiar y tocar la fibra sensible del acreedor, que acaba prestándole cinco mil pesetas para que Don Juan pueda coger un taxi –faltaría más un caballero de su categoría no puede coger el metro– e ir a visitar a su hija que se debate entre la vida y la muerte en el Hospital (aclaración: Juan Mor Oso no tiene hijos)


El personaje de ficción que hemos descrito hasta ahora responde al perfil del moroso recalcitrante o moroso profesional que se ha obtenido en el estudio sobre “el moroso en España” realizado por el Foro Financiero Expertos en Red y codirigido por Salvador Molina y Pere J. Brachfeld. Este estudio –el primero de estas características realizado hasta ahora y en el que han participado 75 expertos de diversos ámbitos– ha revelado cual es el retrato robot del moroso profesional. El moroso profesional es el descendiente directo del pícaro del siglo XVI, y la verdad es que su “modus operandi” se asemeja mucho al que empleaban los pícaros hace 500 años. El marco legal existente hasta ahora en España ha permitido medrar a este tipo de personajes puesto que las medidas coactivas poco pueden hacer una vez el daño está hecho. La única solución que les queda a las empresas es la prevención, por consiguiente han de saber descubrir a tiempo la verdadera personalidad oculta de Juan Mor Oso antes de que sea demasiado tarde. Esperamos que los datos obtenidos en nuestra investigación puedan servir para identificar a los Juan Mor Osos y evitar “cogidas” a las empresas que de buena fe otorgan créditos a estos personajes.”

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Perfil del Moroso Profesional

La creación de empresas sigue su marcha fúnebre

Otro dato que refleja la preocupante situación económica que vivimos en España es la reducción en la creación de empresas. En junio del año pasado se crearon casi 12.000 nuevas empresas en toda España, y en este junio pasado a penas llegaban a ser 8.000 (para ser exactos, 8.059). Tal y como están las cosas, ¿Quién es el guapo que se atreve a abrir un nuevo negocio, una nueva tienda, una nueva empresa? Afortunadamente, aún en tiempo de crisis, en España sigue habiendo emprendedores que creen que su negocio es viable y que pueden salir adelante. Y ojala sea así.

Eso sí, los nuevos emprendedores (que no son tontos) no arriesgan tanto dinero como hace un año o hace 6 meses. El año pasado el capital medio de las empresas creadas era de 67.000 euros y ahora es de 60.000. Algo más de un 10% menos.

También tenemos el dato de las empresas que han echado el cierre, que en junio han sido 826, la primera vez este año que bajamos del millar, pero claro, ya han cerrado muchas más antes. En concreto (y si restamos del total aquellas disoluciones por fusiones) en lo que va de 2008 se han disuelto la friolera de 7.770 empresas…  lo que supone que muchas otras empresas han dejado de cobrar lo que les debían y que mucha gente (ahí están las cifras del paro) se ha quedado en la calle.

Se crean menos empresas y se destruyen más… ¡esto tiene mala pinta!