Primero la “capacidad de reembolso” y luego la “solvencia”

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La concesión de un crédito se debe fundamentar en la seguridad razonable de la recuperación sin incidencias del dinero prestado, es decir, que se pagará la deuda más los intereses en tiempo y forma pactados. La capacidad de reembolso de un préstamo se basa en la capacidad del deudor de generar fondos para atender a los pagos pactados.

No obstante, existen otros aspectos que lo hacen más complejo, de tal forma que además del estudio de los balances, se han de analizar aspectos como su estacionalidad, efectos del ciclo económico en sus ventas, su entorno, el sector donde opera, su gestión, etc.

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Déjame ver tu rostro y te diré si eres un moroso

El otro día leyendo la versión digital de The Economist me encontré con un artículo ciertamente sorprendente sobre los rasgos faciales de las personas y su capacidad de solvencia. El título del artículo lo dejaba bien claro “La solvencia de la gente, al parecer, puede verse en su aspecto”.

Hace años, la “ciencia de la fisonomía” era considerada una burla y nadie le hacía caso. Pero al parecer ahora se está poniendo de moda y su ideario de que “la cara es el reflejo del carácter” se empieza a tomar en serio.

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La prevención de impagados y la gestión del ciclo comercial

Cuando aparece un nuevo cliente (o uno antiguo) y nos ofrece una operación que implica crédito, siempre (y más ahora) debemos evaluar el riesgo que conlleva la operación.
Obviamente, lo ideal es contar con un departamento específico que evalúe y mida el riesgo del cliente, de forma que sea ese departamento especializado quien determine la viabilidad de la operación o el límite de crédito que le podemos conceder a un cliente.
A la hora de evaluar un riesgo lo primero que debemos hacer es establecer una política de riesgos, es decir, poner una medición al riesgo que estamos dispuestos a asumir. ¿Nos interesa vender mucho aunque corramos más riesgo o preferimos vender poco pero seguro?
Entre los factores que debemos poner sobre la mesa para elaborar una política de riesgos están:

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Los riesgos de los instrumentos financieros


La Circular 4/2004, de 22 de diciembre, del Banco de España a Entidades de Crédito, sobre normas de información financiera pública y reservada y modelos de estados financieros, define los principales riesgos que pueden derivarse de la utilización de instrumentos financieros dentro de la actividad normal de las entidades de crédito. Obviamente, estos riesgos no son exclusivos de dichas entidades y pueden trasladarse a cualquier empresa.

A continuación indicamos los principales riesgos relacionados con los instrumentos financieros a los que se enfrentan las entidades de crédito:

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El Perfil del Moroso Profesional

El artículo adjunto se publicó en Expansión allá por 2001 (en medio de aquella mal llamada crisis si la comparamos con la actual) y es firmado por Pere J. Brachfeld. En él, el autor hace un retrato del moroso profesional con agudeza e ironía. Tanto, que al leerlo es inevitable que ciertos conocidos nos vengan a la mente por la familiaridad del perfil:

“Con toda seguridad hemos visto muchas veces a Don Juan Mor Oso sin reconocerlo; nos hemos cruzado con él en la entrada de un restaurante de lujo, o lo hemos visto en el vestíbulo de un hotel de 5 estrellas, o bien esquiando en las pistas de un complejo de esquí de moda. También se le suele ver alternando con los VIPS en el puerto deportivo de Palma de Mallorca o jugando al golf en un club selecto. Su retrato robot es: varón de entre 35 y 55 años, empresario (o mejor dicho pseudoempresario), elegante, vestido siempre de forma impecable y a la última moda (pero dentro de una línea clásica, sin extravagancias) simpático, con don de gentes, reside habitualmente en una gran ciudad, vive en un apartamento de alquiler en una zona residencial (debe varios meses de alquiler al arrendador), no tiene propiedades inscritas a su nombre en ningún registro público. Y además su situación familiar es poco convencional, (divorciado un par de veces) mantiene varias relaciones sentimentales a la vez, puesto que es un gran seductor y cae muy bien a las mujeres (y también a los hombres).

Moroso


Don Juan Mor Oso se dedica a los negocios, aunque ni sus vecinos ni el barman del pub que frecuenta, podrían decir exactamente a qué se dedica el Sr. Mor Oso, puesto que tiene varias empresas (o eso parece) y siempre está explicando nuevos proyectos que guardan poca relación los unos con los otros.
No obstante nadie se atreve a poner en duda la gran capacidad de Don Juan Mor Oso para los negocios, puesto que salta a la vista el éxito que ha obtenido. Sus trajes caros (su sastre es el presidente de su club de acreedores), sus corbatas de marca, su automóvil de lujo (que por cierto la empresa de renting intenta recuperar hace varios meses) y su tren de vida demuestran fuera de cualquier duda que es un triunfador.
Ahora bien el gran activo de Juan Mor Oso son sus relaciones; conoce a todo el mundo; todas las personalidades públicas, desde el presidente del gobierno hasta la estrella de cine de moda, todos son amigos suyos.

Asimismo Don Juan Mor Oso es una persona con un gran nivel académico, doctorado en derecho y economía por la Universidad de las Bermudas y con un máster en empresariales en la “Business School of Cayman Islands”. Otra faceta del Sr. Mor Oso es haber viajado por todo el mundo, ya que conoce como la palma de su mano los cinco continentes ( en 5 agencias de viajes que tuvieron la imprudencia de ofrecerle “viaje ahora y pague después” también le conocen muy bien)

No obstante Juan Mor Oso no es ningún esnob y sabe codearse con todo tipo de gente, sin importarle a que clase social pertenecen –siempre que tengan dinero y estén dispuestos a invertir en sus negocios– y tiene la virtud de caer siempre bien a todo el mundo. Y es que Don Juan tiene una personalidad camaleónica, tanto es capaz de hablar de fútbol (es íntimo del seleccionador nacional) como de religión ( bajo riguroso secreto cuenta que asesora al Papa en inversiones internacionales) por lo que puede adoptar múltiples personalidades.

Pero no todo son negocios en la vida de Juan Mor Oso, puesto que además de sus actividades como emprendedor también es un reputado deportista, y además campeón internacional de su especialidad deportiva: el “persianing”. Este deporte de alto riesgo (se entiende para los proveedores) consiste en cesar las actividades de una empresa que ya ha acumulado demasiadas deudas mediante el “persianazo”; es decir cerrando definitivamente las puertas de la noche a la mañana y salir corriendo, dejando a una legión de acreedores con dos palmos de narices. Por supuesto al día siguiente y haciendo gala de una moral inasequible al desaliento, Don Juan Mor Oso –que es un emprendedor nato– ya ha abierto una nueva empresa llevándose aquellos activos que puedan serle útiles en la nueva aventura empresarial, pero –seguramente debido a su carácter olvidadizo– se ha dejado olvidado todo el pasivo en la antigua empresa.
Don Juan Mor Oso siempre está dispuesto a hacer nuevos amigos, sobre todo le encanta conocer al nuevo director de la sucursal bancaria (con el anterior había llegado a un situación irreconciliable) para pedirle un crédito, o ir a visitar a un nuevo proveedor para iniciar lucrativos negocios.


Juan Mor Oso es un experto en negociación y relaciones humanas, cuando un proveedor impaciente se empeña en cobrar una factura con varios meses de antigüedad, siempre consigue convencerle de que el responsable de la falta de pago es otra persona; el banco, la factura está mal hecha, la mercancía tenía algún defecto, el servicio no fue correcto. Y el proveedor sale de la reunión convencido de que cobrará en cuanto se solucione el incidente, ya que el Sr. Mor Oso es todo un caballero y le ha prometido que le pagará en cuanto quede solucionado el problema.

En ocasiones a Juan Mor Oso le acaba cercando algún experimentado acreedor y en estas circunstancias utiliza sus dotes de actor para explicar alguna desgracia familiar y tocar la fibra sensible del acreedor, que acaba prestándole cinco mil pesetas para que Don Juan pueda coger un taxi –faltaría más un caballero de su categoría no puede coger el metro– e ir a visitar a su hija que se debate entre la vida y la muerte en el Hospital (aclaración: Juan Mor Oso no tiene hijos)


El personaje de ficción que hemos descrito hasta ahora responde al perfil del moroso recalcitrante o moroso profesional que se ha obtenido en el estudio sobre “el moroso en España” realizado por el Foro Financiero Expertos en Red y codirigido por Salvador Molina y Pere J. Brachfeld. Este estudio –el primero de estas características realizado hasta ahora y en el que han participado 75 expertos de diversos ámbitos– ha revelado cual es el retrato robot del moroso profesional. El moroso profesional es el descendiente directo del pícaro del siglo XVI, y la verdad es que su “modus operandi” se asemeja mucho al que empleaban los pícaros hace 500 años. El marco legal existente hasta ahora en España ha permitido medrar a este tipo de personajes puesto que las medidas coactivas poco pueden hacer una vez el daño está hecho. La única solución que les queda a las empresas es la prevención, por consiguiente han de saber descubrir a tiempo la verdadera personalidad oculta de Juan Mor Oso antes de que sea demasiado tarde. Esperamos que los datos obtenidos en nuestra investigación puedan servir para identificar a los Juan Mor Osos y evitar “cogidas” a las empresas que de buena fe otorgan créditos a estos personajes.”

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Perfil del Moroso Profesional