Claves para mejorar la gestión del crédito comercial

Claves para mejorar la gestión del crédito comercial

Toda empresa, tanto si es una startup, pyme u organización consolidada con largo recorrido, se puede enfrentar a situaciones de riesgo.Uno de los problemas más comunes en el que se suelen enfrentar las empresas es el relacionado con la gestión del crédito comercial y el riesgo de crédito.

Normalmente, este problemas es muy frecuente en entidades financieras, puesto que son estas las que otorgan préstamos a empresas o a terceros para que pueden sacar adelante sus proyectos y desarrollar su actividad. También en ocasiones, para afrontar deudas o impagos.

A consecuencia de las crisis, muchas entidades se encuentran frente a retrasos en los pagos, o incluso a recibos que nunca más se han pagado. Es por esto, que algunas de estas entidades confían los servicios de gestión y control del crédito a empresas externas para reducir sus riesgos y contar con profesionales que sepan cómo manejar situaciones de impagos.

¿Cómo actuar frente el riesgo de crédito?

En el sector financiero hay dos tipos de actuaciones frente el riesgo de crédito:

Primera:

Esta primera actuación se ejecuta cuando la empresas a la que se le ha concedido el crédito comercial tiene problemas.

Segunda:

Esta segunda actuación analiza o se antepone a una previsible situación de impago.

Pero independientemente de las actuaciones que se vayan a tomar, las compañías deben disponer de herramientas que les permitan, aparte de analizar al cliente en la fase previa a la concesión del crédito, evaluar cuál puede ser la actitud del deudor a la hora de hacer frente al pago.

Herramientas para hacer frente al riesgo de crédito

Existen numerosas consultorías que evaluan la gestión de los créditos comerciales para proponer mejoras. Esto lo hacen, mediante herramientas o aplicaciones personalizadas para controlar el crédito comercial y el riesgo del crédito. Gracias a estas, las entidades financieras podrán:

  • Dirigir y monitorizar el cumplimiento del protocolo interno de créditos y cobros.
  • Reducir los tiempos de cobros.
  • Prevenir los riesgos de impago.
  • Planificar la gestión de cobros.

Por qué nuestro cliente no nos paga

Cuando nos encontramos con que un cliente no nos paga las facturas pendientes y vencidas es frecuente que nos preguntemos el porqué de este impago y lo primero que nos pasa por la cabeza es llamar al cliente para reclamar. En esta pequeña reflexión, no voy a entrar en los detalles de cómo reclamar a nuestro cliente (eso lo dejo para otra ocasión).

Señor que ha cobrado

Cuando me pregunto por qué no nos paga un cliente me estoy refiriendo a que motivos tiene nuestro cliente para no pagarnos. Hemos comprobado la factura, y está correcta. Hemos confirmado la fecha, y fue ayer. Hemos revisado los términos de pago, y están perfectos. Entonces, ¿por qué no pagan?

Hay tres respuestas principales:

1. El cliente tiene problemas de liquidez.
2. El cliente ha ido a la quiebra.
3. El cliente, sencillamente, no quiere pagar.

¿Y cuál de estas tres causas es la más frecuente? Hombre, viendo el momento actual de crisis y los problemas que tienen muchas pequeñas empresas en salir adelante podríamos aventurarnos a elegir la opción 1, o incluso (si somos muy pesimistas) la opción 2. ¡Error! Según los últimos estudios, la principal causa de los impagos es porque el deudor simple y llanamente no quiere pagar. En Europa esta es la causa del 35% de los impagos, mientras que en España esa cifra casi se duplica.

Eso sí, estos informes no nos aclaran porqué el cliente no paga. ¿Será que es un “moroso compulsivo”? ¿será que mejor pagar más tarde que ahora? o ¿será que prefiere dejar de pagar y guardarse liquidez por si las vacas vienen más flacas? Esa es la cuestión que realmente habría que analizar… ¿o no?

Nuevo Informe de Riesgo de Empresas

Se presenta un nuevo Informe de Riesgo de Empresas, especialmente indicado para las operaciones comerciales con nuevos clientes o ampliaciones de crédito de riesgo moderado.

El informe incluye una completa ficha identificativa sobre la entidad analizada, en la que se detallan las actividades que realiza, su fecha de constitución, nombre comercial, tamaño, presencia geográfica a través de las distintas delegaciones, composición de la plantilla, órganos sociales activos y directivos, etc. Además, el informe permite la consulta online al fichero RAI, el mayor registro de impagados en España.

El contexto de incertidumbre económica está obligando a las compañías a prestar una especial atención a la información contable de las empresas y profesionales autónomos con los que negocia. Para que el cliente pueda predecir los riesgos de insolvencia y establecer la calificación de crédito, se identifica el grupo de riesgo y la probabilidad de incumplimiento de pago, así como una comparativa de riesgo de la empresa analizada dentro de su sector (con distribución del riesgo en el sector y la posición competitiva de la empresa) y en el conjunto de la economía. La calificación de crédito se basa en la clasificación de crédito comercial recomendado, con un completo resumen sobre la calificación financiera y económica, mercantil, incidencias judiciales (con enlace al documento original) y fundamentos objetivos de la calificación.

Además, estas recomendaciones sobre el riesgo, se completan con un resumen ejecutivo que incluye tanto los datos registrales como el resumen cronológico de actos mercantiles, notificaciones de reclamaciones, resoluciones y sentencias que afectan a la sociedad analizada, principales cambios históricos, evolución del capital suscrito y desembolsado actualizado. El informe incorpora asimismo la información sobre los cuatro últimos depósitos de cuentas presentadas incluyendo el extracto del activo y del pasivo, y cuenta de resultados, una información exclusiva que no ofrecen otros informes del mercado.

Este nuevo informe de riesgo permite tomar decisiones rápidas en el ambiente de morosidad que actualmente viven las empresas al realizar cualquier operación comercial. Es evidente que el contexto de incertidumbre económica está obligando a las compañías a prestar una especial atención a la información contable de las empresas y profesionales autónomos con los que negocia.

La prevención de impagados y la gestión del ciclo comercial

Cuando aparece un nuevo cliente (o uno antiguo) y nos ofrece una operación que implica crédito, siempre (y más ahora) debemos evaluar el riesgo que conlleva la operación.
Obviamente, lo ideal es contar con un departamento específico que evalúe y mida el riesgo del cliente, de forma que sea ese departamento especializado quien determine la viabilidad de la operación o el límite de crédito que le podemos conceder a un cliente.
A la hora de evaluar un riesgo lo primero que debemos hacer es establecer una política de riesgos, es decir, poner una medición al riesgo que estamos dispuestos a asumir. ¿Nos interesa vender mucho aunque corramos más riesgo o preferimos vender poco pero seguro?
Entre los factores que debemos poner sobre la mesa para elaborar una política de riesgos están:

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Basilea II también afecta a las empresas

Como comentaba en un anterior artículo, Basilea II ha supuesto unos nuevos estándares para la medición del riesgo de las entidades financieras y la provisión de coberturas, con el propósito de cimentar la solidez del sistema financiero mundial.
Pero Basilea II no sólo afecta a bancos y empresas de inversión, si no que también afecta a los prestatarios de éstas, tanto a las empresas como a los particulares. Basilea II establece unos procedimientos (estándares o internos) para calcular el riesgo de crédito, de mercado y operativo, y esto se traduce en procedimientos o sistemas más objetivos y precisos para calificar a los prestarios según sus niveles de riesgo, es decir, que las propias entidades serán una “pseudo agencia de rating” para sus propios prestarios.

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Visitar al deudor. Objetivo: Aumentar la productividad mediante otra alternativa

De igual forma que aumenta el número de impagados a gestionar por las Agencias de Recobro, aumenta el número de aquellos deudores para los que aplicar métodos indirectos o administrativos no es efectivo.

Una vez concluidas las primeras gestiones, cartas, llamadas o avisos de acciones judiciales, ¿qué hacemos? Podemos esperar a que: 

  • El deudor tenga un buen día y nos llame para pagar.
  • El deudor se acomode en su posición de incumplimiento.

O bien podemos:

  • Cambiar de negociador por 5ª vez para desmotivar a otro profesional.
  • Devolver el expediente por no disponer de otras alternativas.

La productividad se puede aumentar fácilmente, pero controlando de forma exhaustiva los costes originados y la proporción que representan.

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La Gestión de Riesgos vuelve a estar de moda en la Banca

Los nuevos perfiles de morosidad en España han roto los patrones clásicos. Como moroso potencial tiene cabida en todo tipo de público y no se diferencia por cuestión de modalidad de crédito (al consumo, hipotecario, empresarial, ect).

En sólo un semestre, los impagos han aumentado en 14.969 millones, cifra que se aproxima ya a los 16.251 millones que el sector tenía acumulado en conjunto al final de 2007, según los datos difundidos por el Banco de España. Es decir, que los ‘créditos de dudoso cobro’ prácticamente se han duplicado en apenas seis meses, a un ritmo promedio de 82,25 millones de euros de dudoso crédito cada 24 horas.

Un crédito se clasifica como dudoso cuando tiene tres meses de retraso en el pago, y vuelve a salir del cómputo de la mora cuando el cliente regulariza la posición. Ante el nuevo escenario económico, el sector trabaja ahora con previsiones de mora insospechadas hace algunos meses y muchas entidades se han visto obligadas a reforzar sus departamentos de riesgo, principalmente de recobro de impagados.

En la última década, los impagos se habían reducido a mínimos históricos, lo que llevó a los responsables de la banca a reducir la plantilla dedicada a la recuperación de morosos.

Así, tras años con técnicas de recobro automatizadas, vuelve ahora la negociación cara a cara. De momento, los directivos de la banca no creen que sea necesario reforzar sus departamentos de riesgos con más personal, pero no ocultan una mayor vigilancia y dedicación que en los años de bonanza. El Banco Sabadell asegura que su plantilla cuenta con la experiencia de la generación que vivió la crisis del 93 y que está preparada de sobra para la actual. No obstante, aunque no hay cifras oficiales que demuestren el reforzamiento de las plantillas dedicadas a la gestión de riesgos, muchas entidades confirman que la tendencia existe. Entre ellas, Caja Duero, que asegura haber recolocado en la gestión de los morosos a empleados que estaban asignados a otras tareas dentro de la entidad.

El mensaje entre todas las entidades en lo que a la gestión del riesgo se refiere es renegociar, ampliando plazos y buscando soluciones, siempre y cuando se considere que el cliente es bueno y que sólo está atravesando un periodo de dificultad. La otra cara de la moneda es que, aprovechando la situación,  los bancos aplicarán unas comisiones y unos diferenciales de tipo de interés mucho mayores que las del crédito incial.

Los medios de cobro: Ventajas y desventajas

morosidadComo os adelantaba en un post hace unos días (Si financio una venta: ¿qué medio de cobro debo elegir?) a la hora de elegir un medio de cobro en un crédito comercial había que fijarse en cuatro aspectos: Iniciativa, costes, financiación y seguridad.

Vamos a analizar varios instrumentos de pago bajo estas características:

1. El cheque.

Ventajas: Podemos elegir en que entidad bancaria realizar el ingreso del cheque. En caso de impago, tenemos un instrumento sujeto a la Ley Cambiaria y del Cheque que nos proporciona una cobertura legal importante y gracias a la cual podemos entablar acciones legales para reclamar su pago.

Desventajas: La iniciativa parte del deudor por lo que no tenemos certeza absoluta de que el cliente nos enviará el cheque en tiempo y forma. También suele llevar aparejados costes de gestión bancaria. Implica mucho float. Por ejemplo, si el cliente nos envía un cheque en la fecha de vencimiento por correo certificado, tardamos dos días en recibir el cheque y otros dos en que nos abonen el importe en la cuenta. Por tanto, tardamos 4 días hábiles en tener el dinero disponible. No lo podemos descontar.

2. Pagarés.

Sus ventajas y desventajas son muy similares a las del cheque, con algunas diferencias. La más importante, es que los pagarés se pueden descontar, por lo que si en el momento de cerrar una venta nos entregan el pagaré, podemos descontarlo y disponer del dinero inmediatamente (obviamente, menos las comisiones y gastos pertinentes). Además, si está emitido con la cláusula “no a la orden”, no tributará por el Impuesto de Actos Jurídicos Documentarios.

3. Transferencia.

Ventajas: No implica ningún coste para nosotros, ya que las comisiones se aplican al ordenante, no al beneficiario.

Desventajas: La iniciativa es del deudor. Nos tenemos que fiar que haga la transferencia el día pactado. Si nuestros bancos son distintos, tardaremos 2 días en tener el dinero disponible y la información que acompaña a la transferencia normalmente no es muy amplia, lo que puede dificultar casarla con la factura correspondiente. En caso de impago, no tenemos un respaldo legal como en el caso de cheques y pagarés, por lo que tendríamos que documentar toda la operación de crédito para intentar su cobro.

4. Los recibos domiciliados.

Ventajas: Desde el punto de vista de costes (tanto bancarios como administrativos) es el más adecuado, ya que se pueden realizar informáticamente. La iniciativa es nuestra, por lo que el problema del float desaparece.

Desventajas: La principal desventaja es que, al igual que con la transferencia, no tenemos un respaldo legal como en el caso de cheques y pagarés. Por lo que en caso de impago, tendremos que documentar toda la operación de crédito.

Espero que este análisis os sirva para realizar una mejor gestión del crédito comercial y, sobretodo, que así evitéis impagos innecesarios.

Si financio una venta: ¿qué medio de cobro debo elegir?

A la hora de aprobar una operación que implique un crédito comercial hay que analizar que instrumentos de pago aceptamos para el diferimiento del pago.

Normalmente los medios de cobro utilizados son el cheque, el pagaré, la transferencia y las domiciliaciones.

Lo más importante a la hora de recurrir a uno de estos instrumentos es determinar cual nos proporciona una mayor ventaja competitiva. Es decir, tendremos que elegir aquel medio de cobro que nos suponga un cobro más rápido, con menos costes– tanto de gestión interna, como comisiones, etc.- y con mayor seguridad.

Obviamente, también habrá que tener en cuenta en qué mercado nos encontramos y el tipo de cliente, ya que habrá ocasiones en las que seamos nosotros los que nos tengamos que amoldar a las características de pago del cliente. Por ejemplo, si tratamos con grandes empresas o con las administraciones públicas normalmente tienen unos mecanismos de pago establecidos de los cuales no pueden salirse.

De forma genérica, a la hora de examinar o decidir que medio de cobro utilizamos deberemos analizar los siguientes parámetros:

  • Iniciativa: Es decir, si la iniciativa del pago corre a cargo del cliente o bien seremos nosotros los que iniciemos el cobro de la deuda.
  • Coste: Cada instrumento lleva aparejado sus propios costes, tanto explícitos como implícitos. Dentro de los costes explícitos nos encontramos principalmente las comisiones bancarias y los impuestos. Y dentro de los costes explícitos destaca el float, es decir, el tiempo que transcurre desde que el cliente efectúa el pago hasta que realmente se hace efectivo y se abona en nuestra cuenta. También hay que tener en cuenta los costes de gestión interna o de administración que nos genera cada instrumento.
  • Financiación: ¿Podemos obtener financiación fácilmente mediante ese instrumento?
  • Seguridad (judicial o garantía de pago): Hay instrumentos que tienen una mayor garantía jurídica que otros y también, dependiendo del grado de confianza que tengamos en el cliente, unos instrumentos serán mejores que otros.

En un posterior artículo analizaremos cada uno de los medios de cobro señalados al principio para ver cuál nos conviene más según el caso.

¿Qué es el crédito comercial?

Ya sé que la mayoría de vosotros tenéis claro lo que es un crédito comercial, pero creo que es conveniente explicarlo de una manera sencilla.

El crédito comercial es el aplazamiento en el pago que las empresas conceden a sus clientes en una transacción comercial de compra/venta de bienes o servicios. Es decir, si tú (como cliente) compras un determinado bien a una empresa (proveedor) y acordáis que efectuarás el pago a 60 días, la empresa/proveedor te está dando un crédito comercial.

Obviamente, este tipo de crédito comercial no lleva aparejado ningún tipo de interés explícito, pero sí implícito, ya que la empresa/proveedor no va disponer del dinero hasta dentro de dos meses y si lo cobrase al contado podría invertirlo, con lo que sí obtendría un beneficio. Y lo contrario nos ocurre a nosotros (los clientes compradores), como no tenemos que pagar ya, podemos emplear ese dinero para obtener algún rendimiento o beneficio.

Desde el punto de vista de la empresa/proveedor, lo mejor sería siempre cobrar al contado, pero en muchas ocasiones esto no puede ser, ya que siempre habrá alguna otra empresa que ofrezca un aplazamiento en el pago, obteniendo así una ventaja competitiva sobre quien no lo ofrezca. Porque desde el punto de vista del comprador, mejor pagar dentro de 2 meses que tener que pagar ahora mismo, no?

Ahora bien, como empresa/proveedor no hay que conceder créditos comerciales a toda aquella persona que lo solicite, si no que tendremos que tener un departamento de riesgos que analice la operación y establezca la fiabilidad del cliente, puesto que no todos los clientes son igual de solventes.

Por tanto, siempre hay que establecer la calidad crediticia del cliente, es decir, hasta que límite de dinero (y de tiempo) le podemos aplazar el pago. Y esto se hace una una Gestión del Riesgo de Crédito eficaz, analizando al cliente, la operación, los importes, los plazos, etc. con el único (e importantísimo) objetivo de evitar impagos y clientes morosos.

Poco a poco iremos viendo como realizar una buena gestión del crédito comercial para evitar los riesgos que de él se derivan.

Tu Máxima Prioridad: Cobrar las Facturas Vencidas.

impagos, facturas vencidas, recobroParece que los días de vino y rosas han acabado. Es hora de poner a prueba la capacidad de la empresas españolas de adaptarse a lo que eufemísticamente algunos denominan “el cambio de ciclo”. En fin.

Imagina: eres un director financiero de una empresa importadora de “material eléctrico”, por por poner un ejemplo. Tu base de clientes es bastante amplia. Tenéis una red comercial sólida y los últimos años se ha crecido, duplicando ventas en apenas 4 años.

Hasta ahora no había demasiado problemas con impagos y morosidad. Has hecho todo lo posible por que la reclamación de los cobros, en caso de ser necesario, los hicieran los propios comerciales.

Pero los últimos meses los retrasos en los pagos se han duplicado e incluso dos de nuestros mejores clientes han solicitado renegociar los plazos de la deuda mientras solucionan sus problemas de “liquidez”. Luz roja.

Te has reunido con el Director General de la empresa y sin dar opción te ha encomendado que tu departamento se haga cargo con prioridad máxima de la gestión del riesgo de clientes. Está claro que ahora toca vender menos y vender mejor. El Dpto. Comercial no se encargará más de ello (quizás hasta el próximo ciclo expansivo). No será un trabajo fácil. Sobre todo por el alto número de clientes que tiene la compañía.

Tu primera acción se centrará en un plan para el recobro de las facturas vencidas. El Director ha sugerido la contratación de una empresa de recobro. De acuerdo, pero antes de enviar un expediente a dicha empresa, se ha de finalizar el trabajo interno:

Condiciones Generales de Venta: La empresa tiene que tener una política de crédito comercial escrita. Tanto comerciales como clientes deben conocerla y aceptarla. A partir de ahora cada operación comercial estará documentada y firmada por ambas partes en este sentido, algo que era sumamente laxo hasta ahora. No habrá reparos en discutir dichas condiciones con los clientes. A la larga repercutirá en la mejora del cumplimiento de los plazos de pago.

Seguimiento intensivo de las facturas vencidas: Deberemos llevar una lista semanal de los vencimientos de facturas de cada semana. La mayoría de las empresas pequeñas tienen miedo a ofender a sus clientes. Tendremos que olvidarnos de eso. Cuanto más tiempo pase desde el vencimimento más duro y dificil puede llegar a ser el cobro.

Informes Comerciales: Disponer un servicio de información comercial nos aportará una visión amplia de la situación de nuestro cliente. La existencia de registros recientes en el RAI, incidencias juduciales o inscripción de actos mercantiles en el BORME que nos pueden dar pistas sobre la situción de la empresa.

Reenvio de las facturas vencidas: Tran pronto como pase el plazo del pago tendremos que reenviar al cliente copia de la factura rápidamente, de forma impersonal y a modo de recordatorio de rutina. Tras ese recordatorio enviaremos una carta recordando el vencimiento del pago a la que acompañaremos también la factura.

Teléfono: Una vez pasados 15 o 30 dias, contactaremos con el cliente. Una llamada es 10 veces más efectiva que una carta. Esta llamada puede ser dificil y será imporante conseguir hablar con un interlocutor con capacidad de decisión.

Nunca pidas disculpas por reclamar lo que es tuyo: Cordialidad y educación en el trato con el cliente, pero firmeza en reclamar lo que corresponde a nuestra empresa.

Educación y Cordialidad: Será mucho más dificil cobrar si mostramos hostilidad. Puede que nuestro cliente también tenga problemas de cobro por su parte. Nuestro objetivo será que nos ponga de los primeros en la lista cuando los problemas se solucionen y no los últimos.

El Importe Total: Si un cliente nos debe dos facturas de 50.000 euros y sólo reclamamos la más antigua, estaremos intentando resolver sólo la mitad del problema. Reclamemos el total. Evitaremos hablar de cantidades parciales. El objetivo: obtener una fecha del cliente en la cual podemos esperar el pago.

Nunca negociar la cantidad, sólo las condiciones. Negociar la cantidad debe ser el último recurso, nunca el primero. Si mostramos flexibilidad en los pagos, pidamos una contrapartida: El primer pago deberá hacerse hoy mismo. Si nos deben 50.000 euros, podríamos aceptar recibir el pago en tres meses, siempre que hoy mismo nos hagan la primera transferencia.

– En determinados casos, siempre sin perder el tono correcto y firme, se informará al cliente que pasaremos a la via judicial si en un determinado plazo no se realiza el pago. Eso es algo que puede entrar o no en nuestros planes, pero será nuestro último cartucho antes de pasar el expediente a la empresa de recobro (o al abogado).